5 de junio de 2007

DESPUES DE TODO, ESCRIBO

julio 08, 2004

Es cierto, escribo, respiro, transpiro el lápiz que acabará siendo sendero de pólvora sobre el papel que el tiempo irá consumiendo.
Es cierto, escribo, respiro, te miro como si no hubiera otra vista que tus ojos que miran lo único cierto en este momento: que escribo mientras respiro; y el sudor corre y humedece la pólvora de mis palabras. La palabra, la punta de la flecha silvando en el aire antes de penetrar tu oido. Te odio.
Te detesto, estúpido papel desierto, inmundo de semen, ¿prenderá alguna palabra y será canción, cuento o poema? Niño deforme, tal vez.
Es cierto, escribo. Y porque lo hago sufro, me desangro. Y si no tengo de qué ecribir, escribo por escribir, acerca de escribir. O, simplemente, rasco el papel con el lápiz, le hago cosquillas para que despierte y vea lo que pienso. ¿Puede verme el papel?
Ah! qué bueno es escribir, hace tanto que no lo hacía, ni el mejor polvo lo reemplaza. Cuando escribo, grito. Le ladro a los fantasmas que antes me contemplaban y ahora huyen despavoridos, en busca de quién sabe qué. Es grito, escribo. Es grito, escribo.
Escribo, disparo al enemigo, el que no vemos pero que ahí está, frente a nos, entre nos, tras nos. El silencio, tu, sí, puta muerte.
Es grito, escribo. Es cierto... a pesar de vos que escuchás.

No hay comentarios: